Durante la última década, las llamadas habilidades blandas se instalaron como aquellas relacionadas con la comunicación y el ámbito social, siendo complementarias a las competencias técnicas propias de cada profesión. Así como el aumento de mujeres en el mundo laboral, estas habilidades han ido adquiriendo más relevancia, en la medida en que los equipos de trabajo se han tornado más diversos y multidisciplinarios.